reyes del caos (Anya Pavlov) (NADIE MAS VALE?!)

Me enteré que había una chica con sangre de veela blanca algo malévola por acá y justo eso era lo que necesitaba, normalmente nadie desconfiaría de la dulzura y fineza que normalmente expresan las familiares de Veelas, una criatura tan sensible, tan dulce, en fin, pero por lo que sabía no tenía la mejor de las reputaciones, vale obvio, siendo de la escuela de impuros esa de Hogwarts no me sorprende que la chica se lleve bien con medio mundo por lo que pensaba que sería bueno tenerla como aliada que como rival, eso era lo único bueno de la unión de las escuelas, encontraría mas gente con mi mentalidad y no tanto amante de los moogles, francamente me daba arcadas el solo pensar que los alumnos de esa escuela incluso los estudiaban como si fueran algo fascinante, pero, tenía que conservar mi imagen de el chico lindo que todos amaban por lo que entonces solo me puse mi capa roja de la escuela sin el gigantesco abrigo de piel y salí del campus, caminaba por los pasillos desde la sala común de Olsson, miraba con una sonrisa a quien me veía en el camino tan falso como solo yo podía ser.

Hola que tal

Decía cada vez que pasaba al lado de alguien como si en serio me importara ser sociable, lo único que quería era conservar mi imagen de el chico del que nadie nunca podría desconfiar y por ello es que mi actitud podía llegar a ser como una especie de ternurita, ternura letal diría yo, si supieran mis verdaderas intenciones no me verían con los ojos llenos de luz como si vieran a un bebé de rosadas mejillas sino con un miedo y sigilo como en su momento vieron al tipo de la historia que mi papá me contó hace mucho, un señor tenebroso del cual ahora ni el nombre se sabe y un mocoso estúpido que lo derrotó.

Nadie notaba mi trayectoria, me estaba dirigiendo a lo mas profundo de las criptas, donde de antemano hice llegar a la chica Pavlov un mensaje diciéndole que estaría ahí y me interezaba conocer.

Entonces llegué a un lugar cercano a las criptas por lo que con sigilo me perdí entre las piedras sigilosamente como para que nadie me reconozca, caminé hasta el centro de estas y me senté en lo que parecía una lápida antigua.

Ahora solo me queda esperar a que la Veela venga

Saqué uno de mis cigarrillos favoritos de mi bolsillo y con la punta de mi varita lo prendí esperando que la chica veela llegase y poder hablar o pensar en un par de gracias que podríamos hacer en equipo.

Le dí una calada más a mi cigarro, esperaba realmente ansioso a que la chica veela viniese de una vez, miraba al cielo, no porque me preocupase mucho el echo que era un día de sol ni nada por el estilo sino que simplemente no tenía ganas de ver otra cosa en realidad, el cementerio olía a magia muerta por donde se le sienta y claro, no tenía idea de quien estaría sepultado en esas criptas pero la verdad poco me interesaba, mas me importaba el echo que mi cigarrillo se había terminado y aun no saciaba mi necesidad por la nicotina por lo que entonces solo dejé caer la colilla muerta de este y saqué otro, encendiéndolo con mi varita como el anterior, me dí un estirón con el cigarro en los labios y luego lo saqué para poder echar el humo mientras me preguntaba a que hora es que se dignaría a llegar esta chica.

¿Y cuanto se supone que me hará esperar esta chica?

Dije en voz baja para mi mismo mientras daba una calada más con el cigarro y con la otra mano jugaba con la varita mientras pensaba en la suerte de ser un alumno que se ganó la fama de niño lindo que todos amaban pues así podría hacer cualquier cosa y sería del último que sospecharían, incluso hasta del chico blanco afeminado de Darfor podrían creer que es más capaz de hacer un cruciatas que yo mismo. Pero el tema en este momento era que necesitaba pensar en una cuartada para cuando me haga amigo de la chica veela que de por si sabía que tenía una reputación de tratar a todo el mundo como las patas de los caballos y, ¿en fin no? Quien puede, que lo haga y el que no, no le queda mas que aplaudir, y si lo ve malo, que no lo vea.

Entonces escuché en la piedra de los alrededores lo que parecían un par de zapatos de tacón, al parecer alguien se acercaba, primero me puse en una situación de alerta porque si era cualquiera y me encontrara fumando en el lugar este, capaz mi imagen quedaría un poco golpeada, aunque no todos los magos buenos no fuman, muchos de estos tienen mas historial retorcido que el espíritu angelical que tengo yo.

Entonces aunque alarmado en un principio, mi debilidad por esos cigarros era mayor y entonces seguí fumando sin importarme que sea quien sea me viera, al final, no era nada que un hechizo desmemorizador no pueda arreglar, y si queda demente al final, no me importaba, de una manera u otra no podría delatarme, solo me costaría llorar un poco y decir que lo encontré inconsciente en quien sabe donde, cosas que solo en el momento podría solucionar.

Al parecer no sería necesario, no era nadie que me produzca problemas, era ella, la joven rubia que había citado ahí, la chica ruda de la que tanto había escuchado hablar, Anya Pavlov, entonces con una sonrisa la vi cuando me dijo que la llamé y estaba ahí con una voz dulce, ¿voz dulce?, ¿donde quedó la chica ruda?, en fin, ese no era momento de pensar en eso sino de conocerla.

Anya Pavlov ¿cierto?, Aramy Federer, un gusto

Dije con la voz de niño con la que todos me conocían, hasta ese momento seguiría con el papel del chico dulce, después veré si valdría la pena, entonces me paré de la lapida, frente a frente con ella, con esos tremendos zapatos de tacón se veía un poco mas alta que yo y bueno, me le acerqué y la saludé con un beso en la mejilla, esperaba no le moleste, que va, era un saludo como cualquiera.

He oído mucho de ti y por eso es que te llamé, ¿quieres uno?

Le dije ofreciéndole un cigarrillo esperando su respuesta sin dejar mi rostro como de quien no mata ni una mosca cuando la verdad es que era extremadamente como me decían los pocos que me conocen de verdad “ternura letal”

Le daba una calada a mi cigarrillo mientras miraba a mi alrededor, no quería que me viesen en una zona tan siniestra y además con una chica que es conocida como una especie de reina del desastre en su escuela por lo que entonces tanto mi supuesta dulzura de niño junto con mi ira para el exceso de impuros que nos rodeaban tanto de su escuela como de la escuela de niñas fresas que se nos habían unido, cosas que si bien tenían ventajas al ser ahora una comunidad mixta, también desquiciaba el echo de que esté rodeado de chicas tan suavecitas e infantiles como las niñas de la casa Fiées de Beauxbatons.

Le di una calada a mi cigarro mientras daba un movimiento a mi cuello como para aliviarme de la tensión y entonces la miré frente a frente y escuché como con la voz suave y delicada de todas las veelas blancas me decía como a la defensiva, OKEY, entendía con eso que la formalidad y la lindura que usaba como pantalla para que me vean como un terrón de azúcar no me sería útil, por lo menos no con ella, por lo que entonces decidí dejar la cara de niño y poner una risa malévola de lado y aclarar mi garganta para dejar esa vocecilla infantil que me caracterizaba sacando un tono si bien no muy distinto uno que demostraba un poco más de frialdad.

Vale, si no quieres alagos tampoco voy a ser una ceresita por nada.

Dije llebando de nuevo mi cigarrillo a la boca mientras miraba a la chica de conducta iracunda, en fin, tampoco sería un amor con alguien que era tan frio y calculador como yo era realmente por lo que entonces mientras recuperaba mi cara de niño tímido dulce e inocente la miré a los ojos y le dije con la voz de niño dulce de hace un rato.

Si lo que crees que te cité acá para guiarte a un camino de luz dulzura flores y mariposas lleno de amor por los impuros y una sonrisa fresa en los labios.

Entonces dejé de lado la dulzura por segunda vez y mirándola a la cara, con la misma sonrisa maliciosa de lado, como si estuviera sacando al demonio que tengo en mi interior.

Ten por seguro que esa… no es mi intención.