Algo de adrenalina (Libre)

Esperaba que este año se iniciase de nuevo la liga de Quidditch, pero aún faltaban formarse los equipos y ver quien haría de arbitro, el último no salió demasiado bien parado el curso pasado, nos lo dejamos colgado del aro porque pitó un penalty injusto, incluso a los que les beneficiaba el penalty fueron reacios a la falta.
Había lanzado la quaffle antes de estamparme con él, para evitar perderla, pero la sacudida fue involuntaria, no pude frenar la escoba a tiempo.
Necesitaba entrenar esas paradas para que mi equipo no perdiera puntos de esa manera.
Las clases ya habían terminado, y el estadio estaba con algunos jugadores de otros equipos y del mío propio, pero había espacio para todos.

Pateé el suelo con fuerza y me alcé lo más erguida que pude, controlando la velocidad de ascenso y todo lo que ocurría a mi alrededor, no quería ser el blanco de nadie, de ninguna de sus jugarretas, o les lanzaría a mis amigos encima.

Volteé al escuchar una voz conocida y sonreí. Era Jake, mi amigo.

- Si vuelves a decir una estupidez como esa, dejo de ser tu amiga -dije lanzándole la quaffle con todas mis ganas.

La había cazado en un movimiento ágil, cuando un jugador que entrenaba se la había quitado de encima, vitoreando un poco la recepción, pues casi caigo de la escoba.
Moví el cuello para recolocar las vértebras y salí lanzada hacia el aro, esperando el pase de Jake, quería entrenar para cazador, pues que espabilase, porque yo había ido a prepararme también.

Elevé la mano izquierda para recibir la quaffle y girando sobre el eje de la escoba se la devolví, era una jugada de despiste para los cazadores del otro equipo, un amago de lanzada al aro, ahora era su momento para lanzar al aro, si hubiera un guardián, tendría que salvarlo, siempre y cuando no hubiera caido en la misma jugada.

Cuando recibió la quaffle sólo pude gritarle:

- QUIERO VER ESA PUNTERÍA, LEÓN -la cabeza me daba vueltas, demasiados giros en muy poco tiempo- Que mareo, por Merlín.

Todo el campo se movía, pero si cerraba los ojos era peor, esta jugada se la había visto hacer a mamá y me maravilló, pero no sabía que te dejara el estómago del revés.

Al sentir que todo paraba de dar vueltas me quedé mirando a mi salvador y sólo pude sonreírle, realmente no era buena idea mantenerme sobre la escoba en aquellos instantes. Me sujeté a su brazo, descendiendo lentamente.

- Gracias Jake, no sé que haría sin ti -los amigos eran lo más importante que podías tener en esta vida, había que cuidarlos, la familia te tocaba, pero los amigos los elegías y Jake y y habíamos estad juntos desde el principio.

Se había puesto muy guapo últimamente, pero no quería enamorarme de él, porque cuando el tema de corazón se mezclaba entre la amistad entre un hombre y una mujer, todo terminaba marchito, lo quería demasiado para jugármela de esa manera.

- Jake, eres uno de los chicos más guapos que conozco, pero no quiero verte como un hombre, sino como un amigo, alguien igual a mi, con el que poder compartir el tiempo, que podamos pelear al igual que lo harías con otros chicos, no quiero que me veas como una mujer, sino como tu mejor amiga -seguía con los ojos cerrados y la cabeza apoyada sobre su hombro, sus músculos se marcaban más este curso que en el anterior, en cursos anteriores había sido más delgado.

- ¿A que te ayudo Jake? Aparte de meterte en líos, ¿Recuerdas lo de los TIMOs del curso anterior? ¿Cuando nos tocó a Amanda, a ti y a mi hacerlos en la Enfermería porque pensaban que teníamos ese tipo de histeria contagiosa y mortal sólo por presentarnos con las falditas hawaianas el primer día de los exámenes? Fue un reto de Anya con los tres, se pensaba que su hermana no sería capaz de hacer eso perteneciendo a Slytherin. ¿Y en segundo? Cuando le pusimos aquellos cascabeles en las patas al calamar gigante, esa idea fue tuya, pero después ir a hablar con él y decidir que el Sauce Boxeador era un árbol abandonado y estaría triste, ¿Recuerdas lo que nos costó ponerle todos los dulces encima? Hemos pasado muchas cosas juntos, y siempre has estado a mi lado para apoyarme, al igual que yo al tuyo, sólo no quiero perder eso -y es que estaba cada día más guapo y encima tenía novia, por lo que decididamente no debía enamorarme de él, era una muy mala idea.

Sonreí cuando dijo que era un hecho que habíamos cambiado, desde luego que sí, jamás antes me había llamado la atención como me ocurría ahora.
Apoyé los pies en el suelo y me separé de él, bajándome de la escoba y abriendo los ojos.

- Espero que sepas que tú también puedes contar conmigo -hice ademán de cargar la escoba en mi hombro pero terminé golpeándole la cabeza suavecito con la cola de ramitas de roble- ¡No me mires así!

Los pantalones marcaban mis curvas, ya lo sabía, curvas que años anteriores no tenía.