Admirando el lago (Libre)

Aquella tarde salí de mi recamara, era algo molesto no poder dormir en la tarde pero desde el comienzo de este año las cosas no iban bien. 

No me pare en la sala común puesto que solo al escuchar las pisadas de mis botas la gente comenzó a guardar silencio, conocía las miradas de odio de algunos, la de temor en otros y las de rabia, en esta casa que no era mi casa era repudiada y la verdad aquello solo me daba mas fuerza para ser yo y mantener una sonrisa en la boca. 
Camine al retrato que custodiaba la entrada y la gente se aparto de mi camino con nerviosismo  y me tope con que entraba la perfecta de mi casa, de la que podía verse aun las vendas de la nariz por el golpe que le había propinado hacia poco. 

La mire revertirá y me detuve a esperar a que se moviera, aquella muchacha levantaba el mentón desafiante como si dijera que no me temía, lo que para mi era mucho mas divertido para mi. Me detuve y puse mis manos en las caderas sin quitar la expresión divertida del rostro. 

- Muévete - dije simplemente con desdén mientras ella solo me lanzo una mirada fulminante la cual no me inmuto le sostuve la mirada, después de todo era una guerra de poder a la cual no podía renunciar ya que todos los de la sala común nos observaban. 

Podía haber sacado mi varita y lanzarla lejos con un hechizo y abría ganado un poco, pero abría perdido mi poder de intimidación y el control que ejercía sobre la gente de esa casa. Ahora solo me quedaba sostener esta guerra de miradas hasta que ella cediera porque de aquella forma acabaría ganando yo y demostraría que una pobre e inútil perfecta tenía autoridad sobre mi. 

No tardo en rendirse y alejarse de mi camino lo cual dio una victoria para mi, seguí mi camino disfrutando del sabor de la victoria. Decidida a mantener mi día tan alegre decidí acercarme al lago, coquetee con algunos muchachos de Durmstrang camino al lago para conseguir algunas golosinas para la noche, a veces era tan fácil que debería estar prohibido. 

Camine al lato y para mi desgracia estaba una muchacha admirando el paisaje y junto a ella se encontraba un zorro, mi sonrisa se amplio  mientras sacaba de mi bota mi varita y me lance un protejo para protegerme, antes de lanzar a la muchacha frente a mi un Expeliermus con la intención de responder a la pregunta que había lanzado al apenas llegar yo al lugar, esperaba dar en el blanco lo cual no sabia si seria verdad, pero de todas formas me había encantado primero para que si me atacaban ella o el animal no sufriera daños.

Miraba la escena de la muchacha caer al agua mientras al aparecer su acompañante no tenía reacción, aquello llamaba mi atención de sobre manera, las mascotas tendían a reaccionar cuando sus amos son atacados, pero al parecer mi suposición de que era su mascota estaba mal infundada ...aunque me sorprendía el hecho de que este tampoco hubiera huido ante lo sucedido por la muchacha. 

Metí mis manos en los bolsillos de mi túnica en busca de la caja de cigarrillos mágicos verdes que había traído conmigo, odiaba tener que llevar la dichosa túnica pero mis shorts de jeans no traían bolsillos para poder meterlos alli. 

Acomode mi camiseta mientras que con la otra abría la tapa de la caja de mi vicio, era mas cómodo llevar las camisetas sin las túnicas, pero como siempre me negaba a usar el dichoso uniforme de Ravenclaw. 

Iba a encender el cigarrillo cuando vi salir a la muchacha y asegurarse del bienestar del animal, al parecer si era su mascota, para mi una muy rara esa relación. Acomode mi cabello y agradecí la brisa que comenzó a jugar con mi cabello ya que de por si se encontraba siempre en movimiento y un cambio gracias a la refrescante brisa era agradable.

Volví a meter mi mano al bolsillo de la túnica ya que al parecer en el afán de encontrar la caja de los cigarrillos esta había quedado dentro de uno de ellos, no tarde en encontrarla y di un golpecito en la punta del cigarro.

La muchacha mojada se acerco a mi y esperaba un reclamo, sin embargo solo escuche una presentación, la verdad no me inmute solo saque el cigarrillo de mis labios con la mano libre y exahale el humo verde en un aro dirigido a su cara que expedía  un aroma a limón  y que al contacto con la piel romperían el circulo y deberían formar pequeños peces. 

Me descomponía esa gente amigable eran personas que me sacaban de las casillas, por lo que para no amargarme la victoria con la perfecta de mi casa decidí dar un paso a un lado y caminar en busca  de la roca que usaba para sentarme esperando que la chica interpretara aquello como que no me interesaba el asunto.